Neptuno, el Dios del mar, dejó su firma en forma de rayos y centellas el 10 de enero de 1992 en las Islas Aleutianas, lo que alguna vez provocó que la nave de los Argonautas estuvieran en problemas, le pasó a un carguero que cruzaba el Pacífico, hacia Washington, desde Hong Kong.
La tormenta volcó 12 contenedores por la borda.
Lo interesante fue el cargamento: juguetes de goma o plástico, patos amarillos, ranas verdes, castores rojos, tortugas azules. 28.800 de los simpáticos juguetes se lanzaron por la borda cual Nemos, sometidos ahora a la aventura de las corrientes oceánicas.
Algunos tienen la teoría de la tormenta, otros, que los patos encontraron mucho más divertido jugar en el mar que en las bañaderas de algunos niños y otros no tan niños.
Dicen, que 19 años después. Siempre que aparece la palabra “dicen”, algo va en camino de convertirse en leyenda, algunos, la refutarán y dirán que se inventó, otros aportarán pruebas, no faltará el que diga que el pato que tiene en la bañadera es uno de los célebres patos del cargamento.
Al menos a alguien se le ocurrió escribir un libro sobre el caso, el periodista estadounidense Donovan Hohn, en un libro llamado Moby Duck, se ocupó de investigar y tratar de encontrar los dichosos patos, o castores y demás, según sus dichos, tras de ese propósito resultó viajes por todo el planeta, durante cinco años.
No dejo de preguntarme quién financió el asunto, será la empresa First Years Inc. Queriendo convertir la tragedia en una suerte de mito, pues la empresa también realizó un video publicitario al respecto, muy lindo, muy conmovedor, imaginen miles de patitos amarillos que fueron arrastrados hacia la costa de Escocia. Miren el video.
Reconstruir las corrientes para seguir el camino de los patos, fue lo siguiente, y con ello, a alguien se le ocurrió que podía encontrar el punto exacto en donde el conteiner cayó, y se aprovechó el movimiento de los patitos para confirmar mapas del movimiento del mar y confirmar el giro oceánico, corrientes circulares, la cual parece completar su ciclo en un tiempo aproximado de tres años.
Los juguetes parecen haber sobrevivido al viaje inesperado a costa de perder sus colores, pero muchos han llegado a manos de las personas que por diversos puntos del mundo los ha encontrado, y ahora, claro, se convirtieron en famosos.
A veces el azar de la naturaleza toma decisiones extrañas convirtiendo en héroes objetos usuales, hasta se organizaron viajes de caza para los dichosos juguetes.
Ahora, no se puede estar campantemente mirando el horizonte del mar sin esperar ver uno de los dichosos patitos.
Qué lástima que nadie los haya contado a ver si aparecieron todos.